Caen dos gotas y en
Neuquén se forman ríos y lagunas por todos lados. Andar en auto no es
fácil, en moto y en
bici, menos, pero caminando es
practicamente imposible.
Bocas de tormenta hay. Pero se saturan. A eso se le suma que las calles con sus pozos y desniveles característicos son como baldes que juntan agua. Es verdad que
llueve poco (y por suerte). Pero de todas formas hay graves deficiencias en la construcción de las calles y desagües que convierte a la ciudad en un complejo de piletas de natación para pajaritos.
La lluvia tiene sus esquinas favoritas. Por algún baden o falta de drenaje son propensas a juntar tanta agua que hasta los autos se ahogan. Algunas de ellas son:
::: Illía e Indepencia
::: Salta y San Martín
::: San Martín y Colón
Otro clásico son los ríos que se forman en los costados de las calles. Neuquén está emplazada en bardas lo que hace que haya calles con grandes pendientes. Por ellas el agua de la lluvia baja durante cuadras y cuadras. Ese camino de agua se ensancha cada vez más y se hace difícil cruzarlo sin mojarse los pies.
Las calles de tierra se transforman en pantanos intransitables. No poseen ningún tipo de drenaje y, por lo general, no está siquiera niveladas. Allí el agua es libre de hacer lo que quiera.
Entonces: sí llueve, agarren sus camperas con capucha (porque paraguas casi nadie tiene en Neuquén) y a disfrutar de la lluvia. Una solución ingeniosa para no mojarse los pies es ponerse una bolsa de supermercado en cada zapato haciendo de cobertor.
Este posteo, tal vez, parezca banal frente a la gran problemática de los evacuados por la lluvia. Pero ese es otro tema: el déficit habitacional, las tomas y las precarias condiciones de vida, que ya lo trataré en otra entrada.
En un
posteo anterior hable de que debemos cuidar el agua. Hoy comprobé que la gente no es consciente de la problemática. Una señora que
después de dos días de lluvia y con una leve garua todavía, estaba limpiando la vereda con agua. Con una escoba alcanza señora!